«Nuestros ancestros pelearon y se liberaron de la esclavitud…
nosotros luchamos y ganamos nuestra batalla por el reconocimiento legal,
control y gestión de nuestro territorio.”

Hugo Jabini (2009), representante del pueblo Saramaka

 

La apropiación de tierras indígenas en América Latina en realidad ha venido ocurriendo desde la llegada de los españoles, pero en las últimas décadas, desde los años ’70, se da un nuevo proceso de apropiación mediante políticas de privatización de tierras indígenas a favor de empresas agrícolas y ganaderas, de concesiones mineras y de exploración hidrocarburifera sobre territorios indigenas1, como también la ocupación de estas tierras en forma ilegal y violenta. Un proceso que se ha dado en llamar “acaparamiento de tierras”.

A partir del 2007 este proceso se acelera, asociado a dos grandes crisis: la financiera y la alimentaria, que desataron una carrera por la compra de tierras en África, Asia y América Latina2. A nivel político, la desregulación del mercado de tierras, los acuerdos de comercio e inversión, y las reformas orientadas al mercado facilitaron este proceso.

¿Quiénes están acaparando las tierras?

En primer lugar las compañías financieras privadas y empresas agroalimentarias multinacionales (principalmente japonesas y árabes); con el fin de asegurar sus ganancias.

En segundo lugar los gobiernos que dependen de las importaciones para alimentar a sus pueblos; principalmente Arabia Saudita, Japón, China, India, Corea, Libia y Egipto, que compran o arriendan tierras para asegurar su estabilidad social, económica y política (Banco Mundial, 2010). Un caso especial es Brasil, cuyas tierras son compradas por extranjeros, pero que también tiene inversores propios que compran tierras en países vecinos para producir alimentos y biocombustibles2,3.

¿Cuáles son las consecuencias del acaparamiento de tierras?

♦ Desplazamiento de indígenas, campesinos y pescadores artesanales, quedando más expuestos al hambre y la pobreza.

♦ Incremento de los precios de la tierras y transformación de pequeñas propiedades o bosques a grandes fincas industriales.
♦ Privatización de las tierras y del agua.
♦ Pérdida de tierras para la producción de alimentos para el mercado local y nacional; expansión del modelo de agricultura intensiva de monocultivos; e incremento de los precios de los alimentos. Todo lo cual se traduce en una menor Seguridad Alimentaria. Ante ello algunos Estados como los de Uruguay, Argentina, Bolivia y Ecuador, están realizando proyectos de ley para limitar la compra de tierras por inversores extranjeros.
♦ Aceleración del cambio climático por el modelo agrícola industrial, que produce deforestación2,3,4.

Casos emblemáticos

Un caso actual de indígenas que se enfrentan al acaparamiento de tierras es el de la nacionalidad Shawi (Perú), que comprende 180 comunidades de cazadores, pescadores, recolectores y horticultores, agrupadas en la Federación Regional Indígena Shawi–San Martín (FERISHAM). En abril del 2011, la Federación denunció que la empresa coreana Ecoamérica solicitó la titulación de más de 72.000 has de sus territorios, para negocios agropecuarios y madereros, ofreciendo 29 céntimos de dólar por cada hectárea. En una carta pública, los Shawi denunciaron:

“Nuestras comunidades nativas no tenemos títulos de propiedad, solo tenemos reconocimiento legal, estamos en posesión de nuestros territorios ancestrales. No es justo que nuestras tierras están valoradas en 0.80 céntimos cada hectárea, se les quiere entregar sin comprender el significado de la vida espiritual de la naturaleza, de los árboles, y los animales que cuidan al pueblo indígena Shawi”5.

En el caso de los Naso de las comunidades de San San y San San Druy (Provincia Bocas del Toro, Panamá), quienes se dedicaban a la siembra y la cría de animales en territorios ancestrales, la empresa Ganadera Bocas S.A., con intervención de las fuerzas armadas nacionales, se apropió de sus tierras realizando dos violentos desalojos. El primero entre enero y abril del 2009, en el que destruyó con maquinaria pesada las viviendas de 40 familias, sus cultivos, y la escuela. Los Naso reconstruyeron sus comunidades, pero el 20 de Noviembre de 2009 sufrieron el segundo desalojo, que dejó a 200 indígenas sin viviendas ni alimentos.

El Relator Especial de las Naciones Unidas sobre la situación de los derechos humanos y las libertades fundamentales de los pueblos indígenas, James Anaya, llamó al Estado Panameño al diálogo y a respetar el derecho al territorio y a no ser desplazados. El 30 de Noviembre de 2009, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) emitió Medidas Cautelares a favor de los Naso de la provincia Bocas del Toro, en las que exigió al Estado evitar la continuidad de los desalojos forzados y el levantamiento de las viviendas6. Para leer las medidas cautelares haz click Aquí.

Actualmente los Naso continúan luchando por sus territorios, y el 3 de Junio de 2011 presentaron ante la CIDH una petición para la creación de la Comarca Naso Tjerdi, y el cese a las violaciones de sus derechos territoriales.

Para saber más sobre el Acaparamiento de Tierras, visita el Sitio de GRAIN.

Referencias

[1] Omar González Náñez (2005). Globalización y nuevos discursos identitarios entre los indígenas Maipure-Arawakos del Suroeste del estado Amazonas. Universidad de Los Andes. Boletín Antropológico. Año 23, Nº 63, pp. 57-66.

[2] GRAIN (2008). El proceso de acaparamiento agrario por seguridad alimentaria y de negocios en 2008. Documento de Análisis de GRAIN. Octubre de 2008.

[3] Carlos Vicente (2011). Debate sobre la Dinámica Mundial de Acaparamiento de Tierras: la Extranjerización de la Propiedad. GRAIN.

[4] Via Campesina, GRAIN, FIAN y otras ONGs (2011). Es hora de prohibir el acaparamiento de tierras, no de darle una fachada de responsabilidad.

[5] World Rainforest Movement (2011). Perú: acaparamiento de tierras de pueblos indígenas. Boletín Mensual del Movimiento Mundial por los Bosques, Número 166 – Mayo 2011.

[6] Seguimiento de Prensa (20.11.09). Panamá: Indígenas Naso denuncian desalojo territorial. Asuntos Indígenas y Democracia en América Latina y el mundo.