Los fondos para financiar las Autonomías, pueden provenir del Estado Central, o también se podrían obtener de fuentes de financiamiento externas e internas del territorio indígena, otorgando cierto grado de independencia económica.

Las fuentes financieras pueden ser:

Transferencias del Tesoro General del Estado: un presupuesto es asignado por el Estado para financiar el funcionamiento de la autonomía indígena, como parte del presupuesto general del país.

Coparticipación tributaria: los fondos de coparticipación son un porcentaje transferido sobre determinados impuestos o tributos; entre diferentes. Por ejemplo, las autonomías indígenas pueden coparticipar de una alícuota de los impuestos a los hidrocarburos.

Recursos propios: son los que provienen de tasas o impuestos propios por determinados servicios a la población del propio territorio autonómico, o bien como contribuciones especiales por ejemplo del turismo.

Legados y donaciones: son transferencias realizadas por personas o entidades públicas o privadas para beneficio de la autonomía indígena; como puede ser la captación de una herencia o de fondos de cooperación internacional.

Empréstitos o Créditos: que puede gestionar el Gobierno Autonómico ante entidades públicas o privadas del país o del extranjero. Esta forma de financiamiento implica analizar si la autonomía indígena está dispuesta a asumir esa responsabilidad de endeudamiento, cuáles son sus capacidades de pago, y cuáles son los límites a los créditos[1].

Referencia

1. Magaly Espinoza Cuéllar (2009). Autonomia Indigena en Tierras Bajas. Documento de Trabajo 5. Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral (IDEA Internacional). La Paz, Bolivia.