en contra de la Territorialización y la Autonomía Indígena

Para el gobierno el territorio es riqueza, pero para nosotros,
que comemos los animales del monte y bebemos el agua de los ríos, es nuestra vida”.

Zebelio Kayap, dirigente indígena Awajún en la Movilización a Bagua(2010).
Vicepresidente del Gobierno del Territorio Indígena Mayangna Sauni Bas

Diversos actores esgrimen discursos y políticas que se oponen a la titulación y la tenencia de territorios por parte de los Pueblos Indígenas en América Latina.
Estos discursos y políticas son una de las principales amenazas, en la medida que van calando en algunos medios de comunicación y en la opinión pública. Mientras, los Pueblos Indígenas tienen escasas oportunidades de hacer escuchar su voz y hacer valer sus derechos, reconocidos en la legislación internacional y en sus propias constituciones.

1. Alan García y su discurso de “El perro del hortelano”
Un ejemplo resonante son los escritos del presidente del Perú, Alan García, sobre El Perro del Hortelano, en los que sugirió que los Pueblos Indígenas de la Amazonía Peruana se oponen a poner en valor sus tierras, y también a que otros lo hagan. En sus escritos, del año 2008, señala que:

• Considera un error titular tierras a “familias pobres que no tienen un centavo para invertir, entonces deberán pedirle al Estado fertilizantes, semillas, tecnología de riego y precios protegidos… creando un círculo vicioso de miseria”. Y agrega que se debiera impulsar la mediana propiedad de la “clase media que si sabe conseguir recursos, buscar mercados y crear trabajo formal”.
• Señala que los indígenas tienen tierras que a su parecer, son “ociosas e improductivas”, y que se podrían alquilar o vender a quienes con su “alto nivel de inversión y conocimientos”, las tornen productivas.
• Opina que las concepciones indígenas acerca de los territorios como espacios vitales y sagrados, son meros engaños.

Este discurso lo llevó a sancionar varios Decretos Legislativos, supuestamente para conformar la legislación peruana a la firma del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, que permitían que las comunidades nativas pudieran vender sus tierras (con el único requisito de contar con el 50% más 1 voto de los asistentes a una asamblea comunitaria); facilitaban la ampliación de la frontera agrícola para el cultivo de biocombustibles; estatizaban todas las tierras cultivables aún no tituladas y en desuso; e imponían figuras jurídicas que favorecerían a empresas transnacionales, petroleras y mineras.

Desde distintos ámbitos se ha mostrado las debilidades de los argumento del Presidente García:
El antropólogo Alberto Chirif señala que los Pueblos Indígenas no tienen territorios ociosos, sino que tienen formas de vida, de organización social y económica, y formas de manejo de sus recursos y territorios diferentes a las hegemónicas, que deben ser respetados1. Por su parte, la economista Leonith Hinojosa indica que es falsa la idea de territorios vacíos para ser explotados por las industrias extractivas, ya que se trata de territorios indígenas y campesinos. Destaca que “en el Perú la historia de las industrias extractivas y su aporte al desarrollo no es muy afortunada”, y que éstas han controlado valiosos recursos realizando escasos aportes a las economías locales y a las condiciones de vida de la gente, y contribuyendo, en cambio, a la concentración de los beneficios económicos en las ciudades. Señala que un desarrollo inclusivo requiere el reconocimiento de las capacidades de las Pueblos Indígenas para decidir y actuar con libre determinación sobre el uso y control de sus propios recursos, así como sus derechos a decidir sobre el tipo de desarrollo que quieren2.

Los decretos legislativos del Presidente García fueron rechazados por las organizaciones indígenas. La Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP) y una Comisión Multipartidaria analizó los decretos, y concluyó que todos vulneraban el derecho a la consulta y al uso y gestión de sus recursos naturales de acuerdo a las tradiciones culturales [ver Convenio 169 y Declaración sobre Derechos de los Pueblos Indígenas]. Ante la intervención de la Comisión derivó en la derogación de dos decretos únicamente. El rechazo a los nueve decretos restantes, motivó la movilización de 5.000 fueron indígenas Awajún, Huambishas y de otros grupos étnicos, quienes bloquearon carreteras en defensa de sus derechos. Tras 60 días de paro, el 5 de junio de 2009, la Policía realizó un violento desalojo conocido como la Masacre de Bagua, que implicó la muerte de al menos 30 indígenas y 23 policías.

2. Hernando de Soto y su discurso de “La Amazonía no es Avatar”
Luego de la Masacre de Bagua, Hernando de Soto, asesor del Presidente García y fundador del Instituto Libertad y Democracia (ILD), publican en junio 2010 el libro “La Amazonía no es Avatar”, haciendo un paralelismo con la película Avatar. En su discurso, De Soto sostiene que “los indígenas no rechazan la Globalización, sino que cada vez se articulan más con la Economía de Mercado”; y que “no están en contra de las actividades extractivas, sino que rechazan el hecho de quedar excluidos del control de sus recursos”. Propuso que “sólo los derechos de propiedad y los derechos empresariales podrían otorgarles tal control, al permitirles conectarse con el mercado mediante instrumentos como la personalidad jurídica, la identidad empresarial, el acceso a créditos, y los contratos y documentos formales”. Y que, en caso contrario, quedarían destinados a su gradual desaparición como pueblos. Entre otras cosas, De Soto afirma que:

• Los indígenas no pueden evitar la colonización, ya que siendo minoría, se opondrían al 99% restante de la población del país;
• Opinó que son incapaces de controlar su territorio, les falta liderazgo y capacidad operativa; y que no tienen capacidad para controlar sus recursos naturales.
• Indicó que “los indígenas viven apartados y postrados en las áreas de salud, educación y servicios que sólo pueden llegar de la mano de la economía de mercado”. Y que «es tiempo de que los indígenas amazónicos consideren la posibilidad de adoptar los derechos de propiedad y empresa para combinar cosas y crear diversidad y riqueza».

En respuesta a este discurso, el abogado Paul Laurent señala que el discurso de De Soto reduce la situación de la Amazonía a un problema legal, como si pudieran lograrse soluciones “por obra y gracia de un sistema legal papelizado”3. También el ingeniero ambientalista Reinhard Seifert, sostiene que los indígenas amazónicos son pobres porque los gobiernos se han orientado al modelo exportador, y que su desarrollo no depende tanto de nuevos instrumentos legales, sino de su acceso a medios de producción4.

Los cinco respetos
Ante los discursos que amenazan los derechos territoriales y de gobernanza de los pueblos indígenas amazónicos, la AIDESEP y la Confederación de Nacionalidades Amazónicas del Perú (CONAP), exigen cinco respetos:

• A ser diferentes.
• A sus territorios (incluyendo subsuelo, suelo y aire).
• A ser consultados de manera voluntaria, previa, informada y con derecho a veto.
• A no ser insultados señalándolos como “perros del hortelano”, ciudadanos de segunda categoría, anti-patriotas, narco-bloqueadores y terroristas.
• A tener un modelo de desarrollo propio, de relaciones comunitarias y reciprocidad, basado en una relación armónica con la Madre Naturaleza, no extractivista y orientado a mercados locales.